Luis Fernando Quirós es un artista visual radicado en Paraíso, Costa Rica, interesado especialmente en la trayectoria del arte contemporáneo en Centroamérica. También es curador, escritor y pensador.
1. Cuéntenos, ¿cómo fue que se interesó en el arte?
En mi caso, las motivaciones provienen del entorno social y del trabajo, pues nunca tuve una carrera propia de arte. La educación secundaria la hice en el Colegio Nocturno de Cartago, y no tuve la materia de artes plásticas. Sin embargo, siempre expresaba creatividad de alguna manera, y en las lecciones que nada entendía, ahí dibujaba más. Al llegar al tercer año, las matemáticas eran algo incomprensible, pero me fascinaban los dibujos que el profesor hacía en el pizarrón, era el desarrollo de las ecuaciones, tantos números y “x”, eran encadenamientos que me parecían arte. A partir de esa motivación empecé a ser mis primeros dibujos, a plumilla, y dibujaba temas precolombinos, las figuras de personajes con los penachos y glifos -ese lenguaje me encantaba.
Dibujos de LFQ de década de los setenta.
El segundo "Domesticación", obtuvo Mención de Honor del Séptimo Salón 1977.
A mediados de los setenta, me invitaron a exponer con un grupo de artistas de Cartago, llamado La Puebla, que trabajaban en la escuela Juan Ramón Bonilla. La cabeza del grupo era Fernando Carballo, a quien referencio por lo que aprendí de él, que no fue solo dibujo y pintura, sino el ejercicio del pensamiento activo y consciente. Nos reuníamos a estudiar la psicología moderna, a analizar la realidad sociológica y política del país, e incluso, hacíamos lectura del manifiesto comunista. Disfrutaba con las lecturas de Freire, Neruda, Calufa, Debravo, y la poesía de Kavafis. Ese grupo marcó mi entrada al arte. Luego me becaron para estudiar arte y diseño en Italia en 1982 y 1985, cuando era profesor de la escuela de Diseño Industrial del TEC.
Dibujos de LFQ de década de los noventa.
Configuraciones geométricas y figura humana, expuestos en ARTseum Zapote.
2. Platíquenos un poco de sus orígenes y cuál es su fuente de inspiración?
Mis primeros dibujos eran temas del arte ancestral. Poco a poco empecé a interesarme en la naturaleza y en particular en el árbol. En mis ejercicios para aprender acuarela, iba a los potreros y me tiraba bajo un árbol para dibujar los ramajes, vistos desde mi posición, eran complejos, pero aprendí. Hice paisaje, pero mi arte fue siempre analítico, no interesaba tanto la representación, sino la experimentación. Con el tiempo ya no dibujaba árboles, pero los cuerpos humanos tenían retoños, me interesaban los bejucos, las raíces, las espinas, las hojas. En la segunda parte de los setenta, con la revolución sandinista, algunos amigos se fueron a la guerra, jamás volví a saber de ellos. Yo me imaginaba que, al caer a tierra, en el cerro o la montaña, la vegetación los cubría, e incluso que de sus brazos o piernas salían brotes. Con ese tema hice mi segunda muestra individual en San José, en 1979. Ya había participado en dos Salones Nacionales, 1975 y 1978, y en este último recibí una mención honorífica en dibujo.
Palas con flores, instalación de LFQ, expuesta en
INJERTOS Art en natura, 2014. Jardines Lankester.
3. Quién ha sido la persona que más influencia ejerció en su vida artísticamente hablando?
Durante mis estudios universitarios en el Colegio de Bellas Artes de la Universidad Autónoma UACA, entre 1979 - 81, recibí los cursos de dibujo y anatomía con don Jorge Gallardo, me marcó en particular, pues no solo aprendí el dibujo académico haciendo interpretaciones de Ingres, Rafael, Caravaggio, entre otros maestros; sino que las discusiones que tenía con el profesor sobre aspectos filosóficos y religiosos infundieron valor a mi bagaje cultural e intelectual. Eran batallas, pero creo que ese señor terminó de forjar mi carácter, que siempre fue tímido, pues me ponía a pensar en el papel del artista. Yo creía que perdería el curso debido al constante guerreo con el profesor, pero siempre me ponía el 100.
En los noventa conocí a Rolando Castellón, y aprendí mucho de él, de curaduría, museografía y también pensamiento. El era mi jefe en el MADC, y trabajamos muy bien, a pesar de lo quisquilloso que es el viejo chaman del arte centroamericano, tanto que aun seguimos trabajando juntos, explotando nuevos matices a lo que nos gusta hacer. Pienso quizás que con lo más me identifique con su obra y personalidad, es su cercanía a la naturaleza, a la tierra, al lodo, también su respeto hacia el arte ancestral mesoamericano. Estos caracteres ya los cultivé desde mis primeros pasos en el arte.
Alma del Valle, instalación de LFQ,
expuesta en la muestra Diquis, 2015, en la ciudad de Porto,
Portugal, curada por Rolando Castellón.
4. Cuéntenos un poco acerca de la escena artística en San José, Costa Rica en los años 90.
Pues, ya desde los ochentas se dio una transformación en los esquemas de producción artística. Las Bienales L&S*, la Bienal Centroamericana del 71 (Ahí vi por primera vez un cuadro de Rolando), y 1993, los Salones Nacionales. Fue un entorno de cambios, al conocer las corrientes de vanguardia, y sobre todo el arte Povera y el Conceptualismo representaban un desafío. Como profesor del TEC, dirigí la revista MODULO, pionera en Centroamérica de diseño industrial y cultura, y lo hice a mi regreso de Italia.
Me plantee desarrollar una edición dedicada a conceptualizar las motivaciones que reciben los artistas para su práctica e investigación del taller, fue además una sección de cada edición de la revista impresa. Entrevisté pintores, músicos, escritores, arquitectos, escultores, y me impactó la diversidad de formas de pensamiento creativo.
Cristo de los bejucos, 2017. instalación efímera,
Premio del Jurado del Salón de Escultura de la Asociación Nacional de
Escultores Costarricense Anesco, en el Museo Municipal de Cartago.
Así llegué al MADC en 1994 invitado por Virginia Pérez-Ratton, a quien publiqué un artículo en Módulo sobre sus grabados en metal realizados por ella en París, que expuso en el Instituto Goethe, en esos años, y creo que con eso inicié mi interés en la teoría y crítica de arte. Al comenzar en el museo, además de la curaduría de diseño me tocó entrarle a la documentación, y como en esos años ya se había desarrollado la web, el primer proyecto robusto fue crear una web de arte y diseño del istmo. Viaje por Centro América recogiendo documentación y conociendo los talleres de los artistas. Pero el otro proyecto fue crear la revista FANAL, de la cual publicamos 18 ediciones.
De manera que siempre me mantuve escribiendo para la publicación y aprovechaba la llegada de críticos, curadores y artistas internacionales para entrevistarlos. Además, me tocó viajar a Europa, Sur América, Norteamérica, y Japón donde asistí a un encuentro de curadores y museos de fotografía de todo el mundo.
Mesótica II: Centroamérica re-generación en el MADC, 1997,
curada por Virginia Pérez-Ratton y Rolando Castellón,
muestra itinerante por varias ciudades de Europa.
5. Por favor, diganos cómo fué su experiencia como diseñador y curador at MADC?
Realicé varias exposiciones de diseño, y la que más me impactó fue Diseño vernáculo costarricense, que se expuso paralelo a una muestra que trajimos de Cuba, “Agua con Azúcar” del grupo de diseñadores Ordo Amoris de La Habana. Rolando se integraba al montaje, producción y conceptualización, como curador jefe. Creo que esa fue la experiencia educativa más importante de mi vida, al lado de Virginia y Rolando, que me desafiaron a investigar y realizarme como profesional.
6. ¿Cómo es que dejó de trabajar para MADC?
Con el cambio de dirección, en 1998, me quedé un par de años más para ver terminado el proyecto de la web centroamericana de arte, que era patrocinada por HIVOS, y yo tenía responsabilidad al haber formulado el proyecto desde el inicio. No tuve ningún conflicto al trabajar con el nuevo director, el arquitecto Rolando Barahona. Pero al no estar Castellón, ni Virginia, me sentía extraño. Además, Virginia en esos años empezó con Teorética, y me interesaba acompañarlos. Junto con Tamara Díaz, curé un par de exposiciones “TecNOlogico: Espadas de doble filo 2” y “Múltiple”, estuve a cargo un par de años del diseño gráfico de catálogos.
Virginia Pérez-Ratton con LFQ en Teorética,
foto de La Nación, 24 de abril de 2003.
7. Y, ¿cómo fue para Ud. ser profesor en VERITAS?
Tengo que darle crédito a otro gran mentor en mi carrera de arte y diseño, el arquitecto Oscar Pamio, fundador en 1980 de la escuela de TEC, y en 2001 de la escuela de Diseño de Productos de esta universidad. Fue otro bonito desafío, que agregó nuevos intereses y matices a mi profesión. Ahí estuve hasta 2018, y me tocó en parte ser coordinador del programa de mejoramiento docente y del área de diseño de la universidad.
8. Así que Ud. además de ser artista, diseñador, profesor y curador también es crítico de arte por favor, cuéntenos como hace para manejar estas prácticas.
Siempre me interesó a pesar del conflicto que representa. Mientras trabajé con el museo no hice mi trabajo personal artístico, como para no ser juez y parte al ser curador, en todos esos años me mantuve al margen de exponer. Además, uno como artista tiene sus contradicciones, que debe aprender a manejar, y al escribir sobre arte, teoría y crítica, esas zonas de traslape me generaban mucha incertidumbre. Seguí escribiendo. En 1999 el TEC me publicó Diseño, teoría, acción, sentido, además algunos otros libros de narrativa, y Veritas me publicó en 2005 Binomio dibujo diseño.
A mí no me gusta verme como crítico, aunque soy parte del Círculo de Críticos de Arte de CR. Me interesa más escribir comentarios y análisis de exposiciones, y verme como un teórico aportando al arte de la región. Durante los 2000 - 2010, publiqué en la revista Experimenta, de España, y actualmente en Wall Street International magazine, para la edición española. Sigo produciendo arte, y tendré que lidiar con mis contradicciones pues a veces uno no puede decir no a un encargo de arte, que, desde los visos de la crítica, puede verse como una salida comercial, pero creo que, si tengo el talento para hacerlo, lo haré, aunque lo que más me interesa en el arte es aproximarme a la naturaleza, a la tierra, y a esos proyectos le pongo toda mi voluntad.
Serie Rostros de Tierra, de LFQ, 2020.
Mixtas acrílico y tinta sobre cartón.
9. ¿Cómo fue ser curador de Mesótica II: Centroamérica re-generación y como fue el desarrollo de esa muestra?
Aclaro que los curadores de Mesótica II, fueron Virginia y Rolando, aunque como parte del equipo de curaduría me tocó montar la muestra en Roma y Turín. La experiencia fue de gran nivel, pues había que tomar decisiones y adecuar los espacios expositivos a disposición, para montar una muestra que hablaba de la complejidad del arte centroamericano contemporáneo, muy distinto a la percepción que se tenía debido a las representaciones nacionales que se llevaban al pabellón del IILA en Venecia. Creo que el aporte de Virginia a la cultura de la región centroamericana y del Caribe, fue determinante, tanto así que la primera Bienal a nivel mundial, como es Venecia, la invitó a ser jurado internacional.
10. Y, después de todo eso, ¿a qué proyectos artísticos se está dedicando?
Tengo en mente algunas muestras personales con dibujos, instalaciones, fotografías, documentaciones, y pedí una sala en San José para realizarla el 2021: “Arte y Agri/cultura”, pues como estoy convencido que la naturaleza nos da todo, debemos creer más en sus frutos y aprender de su sinergia, de manera que percibo una zona para la reflexión y crítica de las prácticas contemporáneas. Focalizar una cultura que, en esta área, requiere intervención y la creatividad, pues puede contribuir a una mejor motivación al agricultor, y al artista.
El otro proyecto que quiero concluir es un libro de comentarios críticos, reflexiones, teoría y práctica del arte contemporáneo, que titulo Bosque de símbolos, tengo terminado el total de textos, pero estoy trabajando en detalles, uno de esos es la bibliografía para adecuarla a los protocolos como las normas APA, y luego conseguir editorial para su publicación que es el mayor desafío.
Estrategias para combatir el contagio del Covid19. LFQ.
Fotografías de performance en la cuarentena 2020.
11. Nos podría decir ¿cuál piensa Ud. sería su consejo para la actual generación de artistas?
Investigar, cuestionar, constatar, no quedarse con lo primero que logra, pues, a veces parece que los nuevos artistas creen descubrir el agua tibia. Constatar, revisar continuamente. Existen artistas que creen que, con un medio hacer, ya esta listo el asunto. Y otros, por el contrario, son tan meticulosos que la obra se excede y se vuelve decorativa. Entonces, creo que el consejo es tratar de encontrar el punto óptimo, según la experiencia y talentos de cada uno, y hacer el mejor trabajo, pero sin llegar a lo complaciente. Y si no sale, pues revisar siempre, y empezar de nuevo.
*Cecilia Nuín, es crítica y curadora de arte de origen nicaragüense. Colabora desde hace tres años con la revista FATAL La Fatalisima.
*La Bienal L&S realizó varios eventos en la década de los años ochenta, en un lapso de tiempo en el cual se experimentaron importantes cambios en el arte nacional, y acceso de nuevos lenguajes, década caracterizada por el apoyo de la empresa privada a la cultura.