sábado, 11 de julio de 2020

Carlos Aguilar: “Asecho de la sinapsis”

Uno de los proyectos virtuales de Museo de Pobre para esta segunda parte del 2020 -un año en sí muy singular-, en tanto transforma muchos aspectos de la vida de todos y en en el mundo entero; entre otros, cambia la manera de producir arte y curar exposiciones. La muestra en proceso Espiritualidad SIN Religión, es una de estas estrategias, la cual explora el sentido de lo sagrado en el arte contemporáneo, expuesto por muy distintos actores de diversas culturas del mundo. La propuesta dio inicio con la nicaragüense Illimani de los Andes, y para esta segunda entrega, compartimos la fortaleza de invita a un artista cubano actualmente radicado en México, quien observa la investigación con la materia origen, la tierra y en particular la arcilla. Carlos Aguilar estudió en el Instituto Superior de Arte de La Habana, desarrollando una investigación artística y práctica docente. Luego se traslada a Cancún, México, espacio donde se interesa en emprender el estudio de la materia, la arcilla tan cercana al arte originario mesoamericano. 



                                 Carlos Aguilar. “Asecho de la sinapsis”. Proceso fotográfico cortesía del artista.


Aprecio de este artista un autorretrato en barro (sin ser aun cosido en el horno), sumergido en un contenedor lleno de agua. La tierra transformada en arcilla, y sin aun ser pasada por el fuego, al ser introducida en el líquido, comienza a desvanecerse y el retrato o autorretrato, en tanto manifestación física o concreta, se destruye. Aguilar comenta que dicho desvanecimiento del busto es implicado por cuestionamientos del orden ideológico y estético de la escultura como género del arte. 


Observa, en un mensaje: “El retrato, visto, no como objeto que se construye con el fin de convertirse en la memoria física de un rostro para la posteridad, sino como un proceso premeditado que propone una pérdida gradual de la imagen representada. Es un autorretrato que dirige su mirada al público, a su vez y aquí la paradoja, observa su destrucción, expuesto a la pérdida de su propia imagen, y desmaterialización del yo representado”.


¿Qué representa para Carlos Aguilar la tierra, esencia e innegable enlace con las culturas ancestrales mesoamericanas?


En “Asecho de la sinapsis” la tierra representa la tradición escultórica, la construcción de una forma modelada en barro, el contacto y la huella con la arcilla. Pero también representa proceso, ciclos de vida y muerte, cambio y trasformaciones.   

En 2007-2008 cursando mi primer año del ISA (Instituto Superior de Arte) tengo la suerte de recibir clases del maestro Eduardo Pon Juan, y a través de él, conozco varios textos que son fundamentales para entender y comprender el cambio lógico y de rupturas por el que ha pasado la escultura como medio y categoría en el arte. Puedo sitar el texto de la crítica e historiadora del arte Rosalind Krauss La escultura en el campo expandido, y La pérdida del pedestal del Doctor en Arquitectura e Historia del Arte Javier Maderuelo. Ambos me brindan un horizonte más amplio de la expansión no solo matérica sino conceptual sobre las posibilidades intrínsecas de la escultura.



 Carlos Aguilar. “Asecho de la sinapsis”. Proceso fotográfico cortesía del artista.


La tierra se me presenta entonces ya no como un material que se limita en representar cuestiones de tipo tradicional, sino que se entiende como materia que porta contenidos relacionados al carácter efímero de la obra.

En “Asecho de la sinapsis” un retrato se construye con un material que tiene un peso histórico y tradicional con técnicas canónicas y tradicionales y se destruye de manera simple con el mero hecho de entrar en contacto con el agua. Luego el cubo de cristal que contiene la sedimentación del retrato queda como muestra definitiva el resto del tiempo que la pieza será expuesta en galería. 


¿Qué observa el espectador que llega un día después a la muestra? 

Ya no será el retrato hecho por medio de técnicas tradicionales con la intención de perdurar en el tiempo. Estaríamos en presencia de una nueva imagen, resultante y residual de lo que alguna vez fue un retrato que desde su sedimentación nos invita a reflexionar sobre el ciclo lógico de la existencia humana, sus creencias, sus ambiciones, sus sueños…etc. Y sobre todo su descomposición final en materia orgánica y el formar parte nuevamente de un todo y no ya la existencia por medio de un ente individual. 


Por otra parte, quisiera hacer una segunda reflexión sobre lo que para mí representa la tierra.    


Antes de significar algo para mí la tierra en sí, ya es algo por ella misma como materia. Tiene un sentido en relación con su entorno y es parte de esa cadena de materias esenciales que da vida a este planeta y todo lo que existe en él. Partiendo desde aquí, es que podemos nosotros los humanos asumirla como material y cargarla de contenidos y argumentos de tipo conceptual. Estos, estarán siempre inmersos en nuevas relaciones de significados y en zonas del pensamiento de tipo ideológicos, por ejemplo, como en este caso. Lo que algo pueda representar para unos, no lo será exactamente igual para otros y creo allí es donde estaría lo interesante de cómo tratar de entender y asumir su “significado”. Para mí como ciudadano cubano, la tierra es un material de una gran carga histórica. No podría definir categóricamente lo que esta pudiera representar. Prefiero hablar en términos de conceptos y pensar la tierra como una materia cargada de contenidos diversos:

Isla, territorio, situación geográfica e intereses geopolíticos, conquistas, colonización, exterminio edénico, procesos de aculturación y transculturación, cultivo, esclavitud, sometimiento y lucha por la liberación nacional, régimen totalitario, comunismo, experimentación social, procesos de migración y como diría el maestro y escritor cubano Virgilio Piñera en su poema La isla en peso: “La maldita circunstancias del agua por todas partes… “ 



 Carlos Aguilar. “Asecho de la sinapsis”. Proceso fotográfico cortesía del artista.


          

¿Por qué manifestarse con lo efímero en el arte?


La condición efímera de la obra de arte está fijada en gran medida por la selección de los materiales con los que se construye, en “Asecho de la sinapsis” se puede entender como pérdida de la forma (autorretrato) o como retorno de la materia a su estado original. Paradoja que nos habla de procesos y ciclos temporales: comienzo-final, vida-muerte y tradición-contemporaneidad.

Me interesa en esta pieza potenciar su condición temporal. La destrucción de la forma (retrato) dura aproximadamente 30 minutos. Durante este tiempo el espectador puede presenciar una obra en transformación constante. Pienso en las obras de Joseph Beuys y en Land Art. La experiencia, el proceso y las transformaciones matéricas en la obra son asumidas como hecho artístico      per se. Lo efímero en este caso es la acción que aporta contenido a la estructura ideológica de la pieza.   


La estética y simbolismo de la destrucción, desintegración, ¿cómo lo explica?


La desintegración y destrucción de la forma escultórica, canónica y tradicional de un retrato digamos que es en este caso la representación física y visual de la trasformación ideo-estético de mi pensamiento en torno a la escultura y sus posibilidades. Entendí y asumí que este proceso donde el rostro pierde su identidad y se destruye es un hecho artístico per se. Por consiguiente, un gesto simbólico que acompañado de un suplemento verbal (el título de la obra) generan hasta cierto punto una dirección por la cual me interesa llevar el discurso de la misma. 

El retrato, visto, no como objeto que se construye con el fin de convertirse en la memoria física de un rostro para la posteridad, sino como un proceso premeditado que propone una pérdida gradual de la imagen representada. En este caso, un autorretrato que dirige su mirada al público y que a su vez observa su destrucción. Un autorretrato que propone a un ser no inmortalizado por el medio, sino a un ser expuesto a la pérdida de su propia imagen, a la desmaterialización del yo representado.

       


 Carlos Aguilar. “Asecho de la sinapsis”. Proceso fotográfico cortesía del artista.



¿Es consciente que, al elegir esta materia, la arcilla, la tierra y el agua, en el proceso técnico de la cerámica, entra en conexión no solo con las culturas originarias de mesoamericana, sino con lo espiritual que conlleva la materia origen, que esperamos definir sin que implique hablar de religiones, sino de su sentido y contemplación de lo sublime y sacro, a través de la materia y la cultura? 


Es innegable por lo que antes argumentaba que la tierra como materia es portadora de contenidos históricos trascendentales. Para los pueblos indígenas originarios la tierra significa y simboliza mucho. Es considerada madre y fuente innegable de vida, así como el origen de su identidad como pueblo. En este sentido la imagen del retrato en “Asecho de la sinapsis” alude desde lo simbólico, a un posible ritual en el que la representación de la vida humana se descompone y regresa a su lugar de origen. La tierra como fuente de vida y al mismo tiempo como contenedor de espiritualidades después de la muerte. 


Abordaremos la espiritualidad en la milenaria India, el paradigmático y legendario Oriente, y exploraremos sus significados en las culturas de Rusia, Perú, y el resto de la región latinoamericana. ¿Qué le interesa en particular o gustaría sacar provecho de esta experiencia que planteamos como una muestra en proceso y virtual?


En lo personal me parece una excelente oportunidad para que mi trabajo pueda ser conocido por otros colegas artistas y público en general. Para un artista es importante la confrontación con el trabajo de otros colegas del medio. Por otro lado, la situación epidémica del Covid-19 ha cambiado muchas cosas y sobre todo pienso en los modos y mecanismos de exhibición y recepción de la obra de arte. En este sentido creo que esta intención de articular un discurso visual desde las redes sociales y el internet es algo que irá tomando cada vez más fuerza. Es por esto que la idea de que esta muestra sea virtual me parece una excelente solución. Cambiar los espacios convencionales de contemplación de la obra de arte (museos, galerías, centros culturales, etc.), por otro de carácter totalmente virtual e inmaterial.



 Carlos Aguilar. “Asecho de la sinapsis”. Proceso fotográfico cortesía del artista.



Le interesa a Carlos Aguilar, entrar en este espacio de revisión filosófica y del arte actual, ¿dónde repasaremos el significado de dicho matiz espiritual?


Sí me interesa, ya que podría conocer y experimentar aún más, sobre los diferentes significados acerca de un mismo tema o línea de investigación. Siempre le digo a mis alumnos que los grandes temas de discusión y debate de la humanidad son básicamente los mismos. En este sentido lo más interesante que podamos ver en la obra de un creador es como filtra, aborda, asume, materializa y argumenta conceptualmente estos temas o sea su tesis sobre el asunto. En este sentido creo que el comentario que podamos hacer cada uno de los artistas que hoy nos involucramos en este proyecto sobre este gran relato que es el significado y simbolismo de la tierra, sea abierto e inclusivo. Cada cual expondrá a través de su obra los postulados estéticos-conceptuales y resortes que lo mueven en torno a esta investigación.  


 Carlos Aguilar. “Asecho de la sinapsis”. Proceso fotográfico cortesía del artista.


 

 ¿Le interesa dejar actuar el Caos, que dé identidad contemporánea a su trabajo con la arcilla?


En este sentido quiero alegar que el caos solo ocurre si se quiere ver así en un momento totalmente natural en el que la arcilla entra en contacto con el agua. Son dos materias reaccionando entre sí, cada una tiene un propósito bien definido en la obra.                      

El desmembramiento de las partes del retrato es provocado por la reacción que genera el encuentro, el impacto entre las dos materias y es aquí donde se activan los contenidos de la obra.  


Condición de artista migrante


Creo si influye mucho, como usted bien dice el cambio de entorno modifica los niveles de lectura de la realidad circundante para cualquier persona. Los fenómenos sociales se manifiestan de formas diversas. Nuevas reglas, nuevas libertades, nuevas posibilidades, etc. 

Cuba es un país totalmente complejo, la vida de una persona en cuba está ligada a un sinfín de situaciones que obligan a reinventar la dinámica social día tras día. La estabilidad es una circunstancia anhelada. Es un país donde no se pueden tener sueños a largo plazo, no puedes pensar en progresar de manera gradual en ningún sentido, esta diseñado para la decepción como estado natural. 

Por otro lado, existe un ambiente cultural muy grande donde confluyen personas de todo el mundo. Hay un alto nivel intelectual y artistas de mucho valor para la cultura nacional.



 Carlos Aguilar. “Asecho de la sinapsis”. Proceso fotográfico cortesía del artista.



¿De qué manera influye el contexto en la obra de arte? Esta es una de las preguntas claves en el arte. “En el ademan de dirigir las nubes” texto de Thomas McEvilley (fundamental para gran parte de la producido del arte cubano de finales del siglo XX) podemos encontrar una selección 13 posibles contenidos que pueden emanar de una obra de arte. El 7 contenido al que Thomas M. hace referencia es: Contenido que se deriva del contexto de la obra. 


…Las obras que han sido hechas para un lugar específico conllevan la     selección del contexto como una declaración fundamental de contenido…


En este sentido mucha de las obras que pueda realizar aquí innegablemente estarán influenciadas por mi relación con la idiosincrasia y el entorno mexicano. También tendré la oportunidad de mirar mi país a distancia.   







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