lunes, 24 de agosto de 2020

German Hernández: “Particular”

El artista fotógrafo salvadoreño, German Hernández, aborda escenarios en los cuales nos sorprende la dimensión de lo irreal, provocada por el cambio de escala, al tiempo en que ancla al espectador a reflexionar acerca de la veracidad, lo que significa ese cambio, o adivinar el truco o engaño a la mirada. 



German Hernández. “Particular”, S/T, 2020. 
Foto cortesía del artista.



En una de las piezas, “Sin Título”, del ensayo titulado “Particular”, dispone la compra de carne en el supermercado, para la nutrición familiar, y dispone unas figurillas, que llama “avatares” -los cuales aparecen a lo largo del proyecto-, “contemplando” aquello que se vuelve gigantesco para él o ellos. Pienso importante que nos expliques ¿quésignifica contemplar esos escenarios creados en tu imaginario? ¿Cómo defines o explicas esa paradoja?

 

A pesar de que las imágenes tengan una especie de espontaneidad, me tardo mucho tiempo en tomar una sola fotografía, estudio mucho la forma en la que los avatares van a contemplar el cotidiano, la dirección de la luz y otros aspectos funcionales y estéticos (que a la larga también son simbólicos). De hecho, las miniaturas son una parte importante de ese universo simbólico; busque mucho esas figuras a escala que tuvieran poses contemplativas, pasivas y reflexivas para utilizarlas en las piezas porque representaban una forma imaginaria de acercarme a una especie de microcosmos.  

 

Por lo tanto, cada imagen ha tenido un proceso de contemplación previa de mi parte, y los avatares simbolizan una mirada minuciosa que es imposible para el ser humano. Imagino al mismo tiempo que, si tuviéramos ese tamaño, nuestra perspectiva de la vida sería muy diferente, casi como estar encerrado en un mundo como el que describe Miyasaki en su película de “Arriety y los diminutos”, o cómo sería su traducción literal: Arriety, la que toma prestado.  Tendríamos en cuenta que solo somos una dimensión del ser humano, una muy pequeña comparada con otras realidades del cosmos y otras realidades muy parecidas a las nuestras, pero a otras escalas, es una forma imaginaria de comprender el universo.



German Hernández. “Particular”, S/T, 2020. 
Foto cortesía del artista.


 

La fotografía, arte para transmitir la realidad, la situación, el testimonio, sirve también para transmitir la irrealidad, lo ambiguo, ficticio o paradójico, pero funciona muy bien para crear escenarios utópicos, trucos, simbólicos, escenográficos o cinematográficos, y elevar la dimensión de la metáfora. ¿Qué te dice esta perspectiva de opuestos, lo grande y lo pequeño, respecto a tu trabajo creativo en la fotografía?

 

Trataré de explicar este punto con una de las imágenes de este ensayo, y es la imagen del cenzontle y los avatares titulada: “Cenzontle 01”.  Donde vivo con mi familia, es un lugar en las faldas del volcán de San Salvador, atrás de mi casa es casi todo terreno boscoso y muchos de los animales que hay en los alrededores viven tratando de adaptarse a la vida urbana.  Ese pájaro (no sé si será el mismo) todos los días, a la misma hora, llega y toca la ventana de mis hijos, para despertarlos a la hora que comienza a salir el sol.  ¿Toca la ventana pensando que hay otro pájaro al otro lado?... ¿Sabe que nos despierta?, no lo sé, lo que sí sé es que su mundo es completamente diferente al mío, y sin embargo, ha podido adaptarse a tomar su alimento, jugar un rato en la ventana e irse sin ser lastimado por otros que son más grandes que él.  Creo que la relación de escala es algo que a la naturaleza le tiene sin cuidado, y todos somos frágiles ante ese gran y enorme poder.



German Hernández. “Particular”, S/T, 2020. 
Foto cortesía del artista.


 

Todos los días el poder adquisitivo de las familias disminuye, y el costo de la canasta básica se agiganta. No nos queda más que observar esos productos como si fuesen parte de los escenarios urbanos, los edificios, los comercios, el canibalismo y filibusterismo neoliberal que empuja el mercado y la hegemonía del poder, que vuelven los productos ilusorios y hasta espejismos. ¿Cómo llegaste a esa visión del deseo insatisfecho de la población?

 

Cuando tu principal motivación en la vida para disfrutarla no se centra en el dinero, tarde o temprano llegaras a necesitarlo para cumplir algunos objetivos, el arte y los artistas tampoco se escapan de esa realidad.  De hecho, los únicos que apuestan por dedicarse al arte podrían ser dos tipos de personas: Uno, las que han crecido valorando y cultivando la expresión artística como alimento del espíritu humano y, Dos, las que el arte genera un estado de culto dentro de la sociedad.



German Hernández. “Particular”, S/T, 2020. 
Foto cortesía del artista.



 En el dossier de tu propuesta “Particular”, te refieres a la actual pandemia y a los desafíos que se nos vienen encima al afectar el paisaje: el entorno familiar, laboral, social. ¿Qué significa sobrevivir creativamente ante la adversidad?

 

Para mi este encierro ha sido muy difícil porque llevaba una vida muy agitada a todo nivel y cuando tuvimos que recluirnos, transformé toda esa energía en tratar de poder tener los mismos ingresos para mi familia, a pesar de que la economía había parado completamente en mi país, eso, me pasó factura en mi salud.  

 

El Salvador fue uno de los países que cerró completamente de golpe todas las actividades económicas, y eso ha llevado a muchas empresas (no solo micro y pequeñas) a quebrar por completo, o detener sus actividades y contratos.  Mi esposa tiene un emprendimiento que requiere de producción artesanal, y yo recién comencé una empresa con otros tres socios accionistas, y en este tiempo de cuarentena, hemos tratado de volcar nuestros esfuerzos a ofrecer productos y servicios, adaptados a esta nueva forma de vida, lo que ha llevado a mi familia a sufrir un desgaste por sobresaturación laboral, estrés y otras cosas por ahí.  

 

Ahora, después de una crisis que tuve, hemos hecho un alto y estamos priorizando por nuestra felicidad y por encontrar la paz en este momento de incertidumbre.  Este ensayo, “Particular” encontró su momento para surgir dentro de este caos cotidiano.



German Hernández. “Particular”, S/T, 2020. 
Foto cortesía del artista.


 

En la contemplación de las figurillas a esos paisajes o naturalezas muertas que adquieren dimensión agigantada, ¿Cómo defines el hilo conductor?, ¿Cómo calzan en tu discurso el miedo y la incertidumbre? 

 

Creo que el hilo conductor es la transformación de la rutina cotidiana, desde el amanecer hasta la hora de dormir, asimilado, en imágenes de hombres y mujeres, que debaten cada evento que se les presenta como una gran obra de arte.  Es por eso que los avatares se enfrentan a estas formas de la naturaleza como grandes piezas de museo, en donde como espectadores se preguntan ¿Cómo puede existir algo como eso?

 

El miedo, la incertidumbre, la soledad y otros sentimientos terribles son constantes en mis piezas, y creo que la miniatura me permite, afrontarlos con cierto humor o ironía para poder representarlos.  Como hijo de la postguerra civil y otros traumas de adolescencia, se me ocurren mil razones por las cuales esos sentimientos existan perennemente en mi trabajo.



German Hernández. “Particular”, S/T, 2020. 
Foto cortesía del artista.


 

¿Cual reflexión derivas al respecto?, ¿en que te ancla o conecta con esos paisajes recreados en tu imaginario como objetos y/o espacios de contemplación?

 

Tal vez mi mayor reflexión es: la consciencia sobre la escala que ocupamos dentro del mundo en que vivimos.  Nuestra posición (a todo nivel: social, económico, emocional, educativo, etc.), determina la forma en la que percibimos el mundo.  Siendo El Salvador un país en la costa del mar Pacífico, se me hace inconcebible que hay mucha gente que no ha tenido la oportunidad de ver el mar, por lo tanto, no es mi posición espacial la que determina mis movimientos, sino mi habilidad de posicionarse en comprender el mundo.

 

Creo que me encuentro en un momento de autorreflexión e introspección, me identifico mucho con la atmósfera de mis imágenes y no directamente con los avatares.

 

¿Por que de ese abordaje con esos avatares?

 

Si te fijas, los avatares son muy elegantes, tienen trajes, vestidos, ropa genéricamente formal y adecuada para algo ceremonioso y solemne, como una boda, o un velorio.  La ropa de los avatares contemplativos marca una cierta atemporalidad por su blanca forma, pero representan credibilidad y confianza.  Su sola presencia da carácter de importante a la cosa más insignificante.



German Hernández. “Particular”, Cenzontle 01, 2020. 
Foto cortesía del artista.


 

¿Te interesa en particular el cambio de escala? ¿Cuál significado asignas a ese conflicto entre lo pequeño y la realidad, ampliada, ilusoria?

 

A que todo es igual de importante.  Todo es cuestión de decisión, si yo decido que una taza de café es más importante que un automóvil, entonces lo es.  Por tanto, la escala hace referencia a esas micro decisiones que pueden hundirnos o hacernos felices.

 

En otro de los contenidos de tu texto en el dossier, concluyes que “el tiempo no ha cambiado, nos ha cambiado”. Es una conclusión certera, en tanto la realidad del confinamiento ha cambiado nuestros paisajes, jamás antes habíamos visto la fotografía de una ciudad completamente vacía, e incluso cambia nuestro paisaje interior, que clama por la cercanía, por el abrazo perdido, por el beso ya olvidado y su capacidad de empoderarnos. ¿Qué puedes explicar de esta catástrofe del tiempo, que nos está redimensionando al humano, nos empequeñece delante a la ciudad, las edificaciones, los objetos, los alimentos? ¿Cuál es el síndrome del avatar?

 

La historia es la única que nos hace vislumbrar de mejor manera la realidad, y creo que el fenómeno que vivimos en este momento,o excede nuestra capacidad de entendimiento, creo que la historia también nos ha demostrado quienes manejaban los hilos y quienes eran los títeres.  Creo que el síndrome del avatar radica en su imposibilidad de comprender el poder y el control, en tanto que hemos caído en el agujero del conejo.



German Hernández. “Particular”, 2020. 
Foto cortesía del artista.
 


 

Cuatro figurillas contemplan un huevo, subidas en el cartón contenedor, y una de ellas arroja la sombra sobre el huevo. Tremenda y apocalíptica visión. ¿Qué quieres que cambie nuestra relación con las cosas sencillas y elementales? ¿Hacia dónde quieres empujar nuestra reflexión y abordaje a esta nueva realidad?

 

El huevo, en la historia del arte ha representado todo tipo de incógnitas, porque el huevo en sí representó una incógnita durante mucho tiempo.  Hoy en día esa incógnita está vista desde arriba hacia abajo, dibujando una falsa idea de control, de que podemos encerrarlo todo en un “algo”, y la mayor virtud del universo, y creo también de la creatividad humana, es su cualidad de incuantificable.  Hay un misterio, sí, que grandioso que existan.

 

Para cerrar este intenso acercamiento a German Hernández, ¿dónde encontrar referentes a ese uso de figurillas, que transforman la visión del cotidiano por las relaciones con los objetos y esas figurillas?

 

Tal vez uno de mis mayores referentes es Slinkachu, este artista inglés que desde el 2006 recrea escenas de ficción con miniaturas mezcladas simbólicamente con objetos cotidianos.  Este artista recrea las escenas y deja esas pequeñas instalaciones para que también la gente pueda toparse con ellas, por lo que tiene un doble efecto en la experiencia con las piezas, son instalaciones y la fotografía son un registro de esas instalaciones.  Yo comencé en el 2005 a jugar con la relación de escalas a nivel fotográfico en un par de piezas, después comencé a coleccionar objetos que pronto encontrarán un plano cinematográfico bajo el cual los compongo. Tengo varias cajas todavía de miniaturas que voy pensando armar, es parte de un lenguaje que me gusta, es no olvidarme que fui un niño.

 

 

ARRIETY LA QUE TOMA PRESTADO: https://es.wikipedia.org/wiki/Karigurashi_no_Arriety

Película ON LINE: https://www.facebook.com/watch/?v=1086654345037401

SLINKACHU: https://slinkachu.com/ 


domingo, 23 de agosto de 2020

Diana Barquero: Agua y Tierra. “Si crees que puedes asir, piensa otra vez”

Para el presente proceso de investigación sobre la tierra y sus frutos (recursos naturales, agro, cultura), son caracteres para reunir a un colectivo de artistas mesoamericano, y no podemos dejar de lado el agua, como otro componente terrestre. 

Se dice que la mayor cantidad de superficie del planeta la ocupan los océanos, ríos, lagos, lagunas, humedales. El agua es vital para la vida. Al ser Centroamérica un istmo, rodeado de mares y grandes lagos como los de Nicaragua y Guatemala, importa centrar la atención en sus recursos.


Diana Barquero Pérez. “Si crees que puedes asir, piensa otra vez” 
Estrategias del Espacio, 
Kunsthochschule de Berlín. Fotos cortesía de la artista.

La obra de la costarricense Diana Barquero, aborda la tierra desde este abundante elemento natural y sus simbolismos, afectados en ocasiones por la catástrofe, el desborde y la afectación de la misma tierra no solo por el agua u otros agentes naturales, sino también el agua afectada por la tierra. 

La artista recién realizó una maestría en arte en la universidad Kunsthochschule de Berlín, en Estrategias del espacio. El titulo del proyecto es “si crees que puedes asir, piensa otra vez” y viene del poema de Adrienne Rich llamado Delta. Fue un máster teórico-práctico que asume pensar críticamente el concepto de espacio en sus diferentes connotaciones, como por ejemplo el espacio público, el espacio virtual, espacios productivos, entre otros. Propone pensar en las diferentes estrategias artísticas posibles, para trabajar sobre estas nociones de espacio.



Diana Barquero Pérez. Estrategias del Espacio, 
Kunsthochschule de Berlín. Fotos cortesía de la artista.


 

Diana delineó su proyecto para el Humedal Nacional Térraba Sierpe, tomando como eje central el agua, al ser  materialidad que transporta múltiples sustancias, que cuentan distintas historias sobre la construcción y los cambios en el paisaje de este lugar. 



Diana Barquero Pérez. Estrategias del Espacio, 
Kunsthochschule de Berlín. Fotos cortesía de la artista.



También le interesan las aguas pluviales y marítimas, desde el fenómeno de la contaminación con los agroquímicos utilizados por la industria agrícola. ¿Cuál es el significado de focalizar la tierra y el agua, en tus estudios e investigaciones?

Me interesa el agua, el sedimento y la tierra como materialidades que son una parte vital del entramado que constituye la producción del paisaje. Son elementos que constantemente están cambiando la geografía de los sitios y sus trazos marcan huellas de la historia de un lugar.

El agua, además, rompe con el imaginario existente sobre la idea de borde o límite entre zonas protegidas y zonas productivas, y, por tanto, es el medio que nos puede ayudar a re-pensar y re-jerarquizar el lugar que ocupan estas materialidades en relación con la tierra, con nuestros cuerpos y los cuerpos de otros seres.




Diana Barquero Pérez. Estrategias del Espacio, 
Kunsthochschule de Berlín. Conglomerados. Fotos cortesía de la artista.



Respecto a la investigación sobre el humedal Térraba Sierpe, me interesa entender cómo los cambios en el uso de la tierra, las luchas por los derechos de la tierra y de las trabajadoras, y los rastros de pesticidas están inscritos en los humedales. Son inscritos en las diferentes materialidades y criaturas que mutan, se adaptan, y se descomponen en el paisaje acuático. Se trazan en los movimientos del agua que transportan sus historias río arriba y abajo, hacia el pasado y el futuro. 





Diana Barquero Pérez. Estrategias del Espacio, 
Kunsthochschule de Berlín. Conglomerados. Fotos cortesía de la artista.



¿Qué caracterizó tu proyecto dentro de los ejes de tu práctica artística actual?

Mi procedimiento artístico busca leer estos alfabetos ocultos en las capas de sedimento, agua y químicos. Son alfabetos, que, a través de sus trazos, dan forma a las topografías del paisaje acuático.

Un punto importante es mostrar que la contaminación por plaguicidas, es un proceso lento, silencioso y escurridizo. Las catástrofes no son necesariamente explosivas, ni implican una desaparición inmediata. La degradación es un proceso muy despacio, difícil de entender e imaginar. Sin embargo, los rastros aparecen en la tierra y el agua, penetrando en las capas del suelo e insertándose en los cuerpos de aquellos que viven cerca. 





Diana Barquero Pérez. Estrategias del Espacio, 
Kunsthochschule de Berlín. Conglomerados. Fotos cortesía de la artista.



¿Qué has encontrado, en estos acercamientos a dos de los elementos del planeta, como son la tierra y el agua?

Trabajar con los elementos de agua y tierra, me han dejado clara este carácter de mutación, de cambio y de resistencia que contienen. He encontrado otras formas de entender el paso del tiempo, y también he encontrado la relación de los procesos de la tierra, con los procesos de los cuerpos. En este sentido, cuando estuve enfocada con el concepto de desborde, comprendí cómo ese desborde que podemos percibir en los ríos, volcanes y temblores, también se encuentra presente en los cuerpos y en los procesos sociales e históricos. 



Diana Barquero Pérez. Vistas de la muestra. Fotos cortesía de la artista.


 

¿Qué deduces de esas investigaciones que orientan a otros artistas a profundizar, a dar valor o ampliar tus focalizaciones?

Creo que es importante volver la mirada a estos procesos de cambio, de degradación y entropía, que se dan al operacionalizar la tierra en formas expansivas y extensivas. Creo que es importante poner la mirada en las materialidades que transformamos, construimos y destruimos en los espacios que habitamos. Artísticamente es un foco temático que se puede trabajar desde muchas perspectivas. 



Diana Barquero Pérez. Vistas de la muestra. Fotos cortesía de la artista.

 

¿Por qué abordar estos elementos?

Los elementos tierra y agua tienen esta particularidad, que son vitales para la vida de diversos seres, y muchas veces se dan por sentados, por ignorados. Me interesa, puesto que, también son elementos que rompen con nuestra concepción del tiempo y de los ciclos. Sus ciclos son tan extensos y contienen en sí tantos cambios y respiraciones, que a veces nos resultan imperceptibles, hasta que violentamente vemos esos cambios manifestados (inundaciones, terremotos, etc).

 

¿Incide una preocupación de orden político, social, o cultural?

Pues considero que sí, hay muchísimo de orden político, histórico y social, media para comprender estos  procesos. Inicialmente, con el concepto del desborde, mi interés era más subjetivo al comprender la relación materia-cuerpos-ciclos de transformación, observado en pequeños modelos de paisajes contenidos en contenedores creados por mí. Posteriormente, con el proyecto del humedal, se volvió más claro el contexto socio-político, lo cual medió en la apropiación de tierras por parte de las transnacionales, las lógicas de conservación y los procesos de desposesión y recuperación de tierras en la zona sur. 





Diana Barquero Pérez. Estudios previos
Fotos cortesía de la artista.

 

Tus experimentaciones con materiales terrestres, barro, piedras, maderas, subproductos de la industria, en lo que denominas conglomerados, ¿son arte matérico en sí?, ¿qué busca observar la transformación de estos durante el proceso de observación? ¿Qué te propones encontrar?

El objetivo del conglomerado es “empacar”, o hacer bloques de piedra donde se conglomeran diversas materialidades que han existido en el humedal. Son bloques de materiales y de tiempos.  Mi interés con eso es relacionar las capas geológicas de los procesos de la tierra, con las materiales tanto naturales como artificiales, producidos por los cambios de uso de suelo en esas tierras a lo largo del tiempo. La idea de bloques también viene de la intención de producir bloques o parcelas de tierra para el monocultivo.  El agua que corre por la pieza busca justamente romper con la idea de bloques o bordes fijos, tal como sucede en esos bordes entre parcelas y zonas protegidas. De esta forma, quiero mostrar, cómo los procesos de polución, transformación y degradación de la tierra, son esparcidos por la fuerza del agua, fuerza que mueve todas estas materialidades dentro y fuera de los bordes de la zona protegida del humedal. 



Diana Barquero Pérez. Estudios previos
Fotos cortesía de la artista.



Uno de los conceptos aglutinadores para conformar un colectivo llamado “Tierra”, ha sido lo sacro y espiritual al trabajar con la materia origen del planeta, que nos da frutos abundantes y alimento, ofrecen simbolismos y visualizaciones significativas también al considerar el arte originario. ¿Qué aporta a futuro esta percepción, te interesa?

Me interesa ya que justamente los agro-negocios y la lógica del monocultivo, han roto violentamente esa percepción espiritual, y de respeto hacia la tierra, utilizando estrategias coloniales, y han impuesto sus propias visiones y agendas. Para poder sanar la tierra se vuelve necesario deconstruir esas narrativas de dependencia química y económica, dejando los monocultivos y permitirnos así reaprender de estos conocimientos y estas visiones. 



Diana Barquero Pérez. Estudios previos
Fotos cortesía de la artista.


 

¿En qué estás innovando en términos de cultura y arte?

Creo que es una pregunta bastante difícil de responder. Pues tal vez pensaría que estoy trabajando más interdisciplinariamente con la parte de ciencias ambientales, pero teniendo como norte el planteamiento artístico. No considero lo que hago como una mera ilustración de problemáticas científicas desde el arte, sino, más bien, un uso del arte como forma de responder a problemáticas que también desde la ecología se han interpelado.  


Diana Barquero Pérez. Estudios previos
Fotos cortesía de la artista.


 

¿Qué te aporta tus experiencias anteriores, en lo expuesto en El Tanque del MADC, y en tu residencia en TEORéTica? 

Aportan muchísimo, en el sentido que me han dado el tiempo, la confianza y el espacio para permitirme desarrollar estas ideas. Son instituciones que comprenden la importancia de la investigación artística y la fomentan en la medida de lo posible en nuestro contexto. Sin el espacio de la residencia de Teorética, no hubiera tenido el estímulo, los debates, conversaciones, las herramientas, ni el dinero para dar inicio a esta investigación, la cual, poco a poco, tomaron diferentes direcciones a lo largo de este tiempo. En el caso de la exhibición del Tanque, como laboratorio de ideas, del MADC, fue una experiencia muy particular y rica, al poder trabajar pensando específicamente sobre ese espacio tan particular, y repensar lo que había trabajado en el taller en ese contexto tan específico. Creo que el espacio del Tanque es una joya para la experimentación y el montaje, por sus retos y por sus particularidades. 

 

¿A qué conclusiones llegaste en esos espacios de experimentación y validación de tu trabajo?

Creo que fue un giro para mi carrera, porque me dio la oportunidad de empezar y desarrollar una nueva corriente de investigación, me ha abierto muchas preguntas y colaboraciones. 

 

Diana Barquero Pérez. Estrategias del Espacio, Kunsthochschule de Berlín. Fotos cortesía de la artista.

 

 

jueves, 20 de agosto de 2020

Takio Kirishita: El valor del arte y la cultura

Para continuar con la búsqueda y acercamiento al sentido de “Espiritualidad SIN Religión”, y como se manifiesta en la vida actual en las diversa culturas del mundo, acudo al artista japonés, de mediana edad, Takio Kirishita, quien crea una obra de fuertes intenciones y caracteres actuales, observando a un individuo sumido en el uso de la tecnología en la vida urbana, sus obras son como grafitis los cuales argumentan las situaciones, adversas o bondadosas, que puede experimentar un individuo creativo ante la adversidad que remarca la pandemia.


Takio Kirishita. Pintura. Foto cortesía del artista.


Escuche en esta semana un conversatorio y conferencia organizada por la Universidad del Medio Ambiente y la Ciencia de Oaxaca, México, titulada “Cultura y Medio Ambiente”, y uno de los exponentes, el maestro colombiano Orinzon Perdomo, refirió a las catástrofes ocurridas en el planeta y que éstas cambian el paisaje, lo transforman, en la medida que la afectación requiere respuestas de la sociedad, el Estado, instituciones como salud, obras públicas, educación, transporte, cultura. 

 

Entonces, al coronavirus se le puede considerar catástrofe, en la medida que transforma el paisaje: nunca como ahora hemos visto fotografías y videos de ciudades totalmente vacías, o si hay presencia humana, adosa las mascarillas guardando una distancia social, aunque la distancia afectiva engalilla un grito de protesta por esa pérdida de cercanía. Cambia, además, el paisaje interior de todos, al tener que estar sumidos en nuestra burbuja, mientras que, en el tripero bajo la piel de lo urbano, en los no lugares -considerando la teoría de Marc Augé, los “No lugares. Espacios del anonimato”-, se intensifican, generando las relaciones y conexiones en línea o virtuales, zoom, Facebook, Whatsapp, entre otras redes que incrementan las posibilidades de moverse dentro de esa nueva noción de distancia social. Deduzco de ese conversatorio que es nuestra obligación aprender a dar valor a la cultura, al arte, en estas estructuras a las cuales acudimos con urgencia, dado lo extenso del confinamiento para cortar el contagio del covid19.

 


Takio Kirishita. Pintura. Foto cortesía del artista. 

Pero vamos a la entrevista con el artista Takio Kirishita, para reflexionar sobre las respuestas que nos “pintan” el nuevo paisaje en ciudades como Tokio, donde él reside. 

 

Trasciende, en tu práctica artística, algunos signos de esta crisis presente. ¿Cómo lo interpretas? 

 

Reprimir las actividades de las personas debido a esta pandemia -responde Takio san-, es sin duda una gran crisis, pero la más grande catástrofe tiene un gran problema en la saturación de imágenes e información, y la fuga excesiva de datos relacionados. 

 

Vivimos en una era en la que cualquiera puede descargar archivos de imagen fácilmente, por lo que lo peor es que cualquiera puede infringir los derechos de autor de la imagen creada por el creador sin saberlo. Es casi imposible para un individuo proteger la imagen en sí. Por lo tanto, creo que todos deben tener disciplina y pensar en la infracción de derechos de autor, y no sumar caos al que nos rodea.


Takio Kirishita. Pintura. Foto cortesía del artista.

 

¿Qué te deja en términos de experiencias creativas, vivir en esta actualidad tan mediada por la tecnología?

Takio Kirishita: En mi opinión, la tecnología y el arte son cosas que pueden crecer y evolucionar de manera equilibrada. La conexión entre tecnología y personas es muy importante. Y, en los últimos años, es un hecho que la agricultura especializada en cultivos naturales ha estado recibiendo atención. Este es un tema que consideramos importante para la conservación del medio ambiente global. Tecnología y personas, personas y naturaleza. Creo que un mejor equilibrio y crecimiento conducirá a un hermoso futuro para nosotros, los seres humanos y todas las plantas y animales.

 

¿Sera ese habitáculo tecnológico en el cual se vive hoy, es tu burbuja para protegerse del contagio?

Ciertamente -responde, el artista oriundo de Tokio-, el problema del coronavirus es muy grave. Gárgaras, lavado de mano, llevar una máscara, por mencionar algunas cuestiones vinculadas. Todos los días aguanto con paciencia. Siento, una vez más, que es muy importante seguir con perseverancia sin rendirse, como pasa con los sueños y las esperanzas. Esta pandemia mundial definitivamente se resolverá. Creo en una buena imagen y en un futuro brillante, y siempre quiero estar dispuesto a crear.

 

¿Te parece que exista conexión en el acto de producir arte critico, y de pensamiento creativo, con lo espiritual?

Creo -argumenta el entrevistado-, que la espiritualidad es un término colaborativo que está bien equilibrado con el cuerpo. Es como una fuerza interna que controla el ego y va más allá del propósito material que los humanos poseen inherentemente. 

 

La espiritualidad del arte es muy importante y causa una gran impresión. Sería muy feliz si a las personas que vieron mi forma de arte, mi pintura, asimilaran un mejor poder interior y coraje mediante la apreciacion de mis trabajos. Y esto no es sólo arte, sino que también trabajar con cosas cotidianas que te mantienen obediente, nos empoderan, como un ser conmovido al contemplar la naturaleza. Es como simpatizar con tus seres queridos sobre temas divertidos y cotidianos, tendrás una espiritualidad más feliz.

 

Aunque ya conocimos, en esta serie de acercamientos, al pensamiento de la artista japonesa Miwako Suzuki, (https://arboldardo.blogspot.com/2020/07/miwako-suzuki-espiritualidad-en-el-arte.html ) quien nos dio una amplia y reveladora explicación al respecto, quisiera preguntarte, ¿cuánto trasciende tu cultura original oriental, en el arte actual? Y, ¿como lo traduces a los formatos y posicionamientos contemporáneos?

La cultura oriental es una cultura mental que respeta la antigua cortesía. Hay muchas manifestaciones antiguas como la caligrafía, las flores frescas y la ceremonia del té. Todas tienen una belleza artística y una palpitación de una vida meditativa y clara. Soy japonés, pero me gustaría que más personas experimentaran la hermosa cultura de Japón.


Takio Kirishita. Pintura. Foto cortesía del artista.


En lo que puedas haber leído de esta serie de entrevistas a artistas de todo el mundo, publicadas con anterioridad, y preciso ayer publique una posición critica de un joven artista de mi país, José Rosales, ( https://arboldardo.blogspot.com/2020/08/jose-rosales-alternativas-de-la-tierra.html) ¿qué piensas, como las calificas, te interesan?

Es un gran proyecto con entrevistas y lecturas. Y si te refieres a mi anterior entrevista, la reacción de la gente que ha visto mi arte y mis artículos, ha sido asombrosa. Quiero agradecer a toda la gente, al arte, a la naturaleza, a todos los que han visto esta publicación, y a Luis san por publicarla, en particular. ( https://arboldardo.blogspot.com/2020/05/takio-kirishita-arte-en-tiempos-de.html )

 

 

miércoles, 19 de agosto de 2020

José Rosales, alternativas de la tierra

José Rosales. Mayinca Arquitéctica, 2017. 

Instalación con escultura de jabón, tierra y yeso en polvo.

La idea de estas entrevistas publicadas en el blog Árbol Dardo, propuestas por Museo de Pobre & Trabajador, y revista FATAL La Finalísima, con el abordaje de la materia origen del planeta y sus simbolismos, pero también madre dadora de abundantes frutos, busca aunar a un colectivo mesoamericano de artistas quienes trabajan con este enfoque material y simbolismos. SE trata de una propuesta para reunirlos y que nos definan sus significados, en tanto encuentran en el suelo terrestre los insumos para asumir un discurso tan singular, propio de la región y que referencia al ancestro originario. 

Esta razón motiva acercarme al joven artista costarricense José Rosales, quien se perfila como creador e investigador muy crítico con lo que él hace, al igual que con el trabajo del otro. En agosto de 2017, expuso “Objetos Interiores”, sala de la Alianza Francesa, Barrio Amón, y desde ahí escala asimilando posiciones en el arte emergente, consolida un estilo y lenguaje reconocible y, como se dijo, crítico.

 

¿Cuál es tu idea y visión al utilizar la tierra como materia en el arte actual? 

Creo que para mí -responde José-, la tierra me sirvió, en un momento en que la materialidad era algo que perseguía, probando distintas cosas. He hecho como tres o cuatro piezas usándola, siempre en la escultura, he pensado en términos prácticos acerca de todo, y la tierra era algo que podía conseguir en grandes cantidades a muy bajo costo.




José Rosales. Objetos interiores, 2017. 

Instalación con tierra, escultura de jabón y yeso en polvo.

 

¿Cuál es tu preocupación estética al respecto y qué te daba esta materia?

Responde José: Es materialmente muy atractiva, y cambiaba de color con agua, todo eso la hacía muy interesante para trabajar. Después vienen las cosas menos prácticas, como su asociación con la cultura y el lenguaje, o lo que puede evocarse en una pieza. 

Por ese lado también resulta ser muy noble, porque los significados son muchos, y a veces hasta conflictivos; tiene esa particularidad de que no es para nada neutral, ya viene con muchas cargas de significado en el momento de usarla. Creo haberla valorado por esas propiedades experimentales, además, porque quería entender el material usándolo.

 

¿Qué te estimula a trabajar, a escarbar el suelo, para sacar contenidos que encuentren sentido en tu práctica artística?

En ese momento me motivó una atracción a esa materialidad y en particular el suelo. Ahora creo que me he volcado más, hacia lo que logro vincular de mi vida privada con las imágenes y los materiales.

 

¿Te interesa solo la materia, la tierra, pero también sus frutos, como el maíz, que son un signo de cohesion en el arte de este istmo?

José: Si he usado cosas de la tierra y productos de esta materia, pero he sido cauteloso en no proponerlos como articuladores de identidad, más allá de mis propias memorias. No creo mucho en la articulación de la región a partir de esos signos, pero tampoco es que me oponga abiertamente a ello, solo prefiero hablar desde mi singularidad. 

 

¿Por qué, José, cómo sostienes esa crítica?

Yo no soy una persona que trabaje la tierra con mis propias manos, de hecho mi realidad actual no podría estar más alejada del campo, pero si es algo que guardo con cariño, por memorias que tengo respecto a ciertas cosas que vienen de lo natural, pero no le doy más o menos importancia que otras cosas que me influencian, como la cultura de masas, o el arte popular. 

Lo que me gusta de los productos que vienen de la naturaleza, son los usos, alternativas que les han dado las personas no necesariamente una estética de lo natural o lo agrícola propiamente.



José Rosales. Objetos interiores, 2017. 

Instalación con tierra, escultura de jabón y yeso en polvo.


En lo que observo en tu trabajo, ¿utilizas esta materia como soporte sobre la cual se imprime otra acción, otro simbolismo? ¿Qué te da la tierra, por ejemplo en la pieza que expusiste en Mayinca, Arquitéctica, en la Sala de Patrimonio, 2017?

Creo que en muchos de mis trabajos -responde José Rosales-, está esa idea de hacer pedestales a partir de la misma obra, que una parte soporte a la otra. En un momento me interesaba mucho la idea de no tener todo el control sobre lo que pasara en una pieza, y utilicé materiales sabiendo que iban a cambiar drásticamente en poco tiempo, debido a sus características físicas. 

En la instalación a que te refieres, expuesta en Mayinca 2017, quería llegar a eso: hacer esta obra de tierra, yeso en polvo y jabón, como para removerme de ese trabajo, y tener menos control de lo que pasará con ella. Teniendo en cuenta que la propuesta era tan sensible, en términos materiales, y tuve que buscar la manera de hacerla para que se sostuviera; entonces los materiales tenían que ir dispuestos en el orden en que están, para que soportara esos meses que estuvo expuesta.

 

¿Qué simboliza para José Rosales vincularse con este carácter de materia natural? ¿Qué aprendes de esas experiencias?

Responde: En términos de símbolo la tierra tiene esa asociación directa con el suelo, y la base, entonces podía cumplir el papel metafórico y también físico de funcionar como un pedestal, y dar la pista de que hubo un proceso constructivo, lo cual tal vez no es tan obvio, pero tenía que hacerse, de esa forma, para que no se la llevara el viento. 

Creo que aprendí mucho de cómo construir cosas usando esos materiales, pero creo que ahora soy mucho más práctico, y sencillo, en todo el sentido de la palabra, entonces he tratado de simplificar procesos.

 

¿En cuáles otras propuestas de tu amplio imaginario te sirves de ese signo? 

No volví a utilizar tierra -agrega el joven artista-, porque mi trabajo se ha alejado de la dureza y se ha vuelto más hacia la suavidad y las telas, y, como dije, ante la sencillez. Creo que como principio la tierra me ayudó a articular cosas, que aún sigo utilizando como recurso, como la horizontalidad y la amplitud que permitía en el espacio, lo cual se puede ver en mucho de mi trabajo más reciente.



José Rosales. Mayinca Arquitéctica, 2017. 

Instalación con escultura de jabón, tierra y yeso en polvo.

 

¿Adviertes algo sacro, o profano, en el uso de esta materia?

José: No pienso tanto en esos términos, pero todo lo que uso como material en mi trabajo, lo asocio con algún sentimiento gratificante, y eso puede ser sacro o profano. De hecho lo expuesto en Mayinca Arquitéctica, era bastante profano, porque no estaba basado en referentes o imágenes reales de arte precolombino, sino en reproducciones del taller de un tío mío, quien reproduce piezas precolombinas y que dejaron una gran impresión en mi. 

¿Tiene, su uso, y en tu obra, algo que ver con “Espiritualidad SIN religión”, que hemos venido planteando en estas serie de entrevistas?

Yo creo que la obra tiene más que ver con un aspecto devocional, que, para mi, es más encantador que la misma espiritualidad, y que pueda haber detrás de los referentes. En la propuesta en Sala de Patrimonio 2017, el contenido y significado de las figuras estaba casi vaciado, por que no había un contexto que indicará su función, más que lo que estaba contenido en la propuesta. 

 

Ya para cerrar con este acercamiento a José Rosales, lo confronto con esta pregunta poruqe conozco su capacidad de responder: ¿Aprecias alguna crítica a esta propuesta de aunar un colectivo a través de la tierra como materia?

Creo -responde-, que como un ejercicio es interesante, y necesario, por que los usos varían demasiado. Pero, a la vez, creo que puede ser limitante, porque hay también muchos lugares comunes, en los cuales podemos caer con ciertas cosas que hacemos los artistas, hay mucha redundancia; sin embargo, observar o valorar esto en la práctica artística, también podría ser muy valioso.