lunes, 24 de agosto de 2020

German Hernández: “Particular”

El artista fotógrafo salvadoreño, German Hernández, aborda escenarios en los cuales nos sorprende la dimensión de lo irreal, provocada por el cambio de escala, al tiempo en que ancla al espectador a reflexionar acerca de la veracidad, lo que significa ese cambio, o adivinar el truco o engaño a la mirada. 



German Hernández. “Particular”, S/T, 2020. 
Foto cortesía del artista.



En una de las piezas, “Sin Título”, del ensayo titulado “Particular”, dispone la compra de carne en el supermercado, para la nutrición familiar, y dispone unas figurillas, que llama “avatares” -los cuales aparecen a lo largo del proyecto-, “contemplando” aquello que se vuelve gigantesco para él o ellos. Pienso importante que nos expliques ¿quésignifica contemplar esos escenarios creados en tu imaginario? ¿Cómo defines o explicas esa paradoja?

 

A pesar de que las imágenes tengan una especie de espontaneidad, me tardo mucho tiempo en tomar una sola fotografía, estudio mucho la forma en la que los avatares van a contemplar el cotidiano, la dirección de la luz y otros aspectos funcionales y estéticos (que a la larga también son simbólicos). De hecho, las miniaturas son una parte importante de ese universo simbólico; busque mucho esas figuras a escala que tuvieran poses contemplativas, pasivas y reflexivas para utilizarlas en las piezas porque representaban una forma imaginaria de acercarme a una especie de microcosmos.  

 

Por lo tanto, cada imagen ha tenido un proceso de contemplación previa de mi parte, y los avatares simbolizan una mirada minuciosa que es imposible para el ser humano. Imagino al mismo tiempo que, si tuviéramos ese tamaño, nuestra perspectiva de la vida sería muy diferente, casi como estar encerrado en un mundo como el que describe Miyasaki en su película de “Arriety y los diminutos”, o cómo sería su traducción literal: Arriety, la que toma prestado.  Tendríamos en cuenta que solo somos una dimensión del ser humano, una muy pequeña comparada con otras realidades del cosmos y otras realidades muy parecidas a las nuestras, pero a otras escalas, es una forma imaginaria de comprender el universo.



German Hernández. “Particular”, S/T, 2020. 
Foto cortesía del artista.


 

La fotografía, arte para transmitir la realidad, la situación, el testimonio, sirve también para transmitir la irrealidad, lo ambiguo, ficticio o paradójico, pero funciona muy bien para crear escenarios utópicos, trucos, simbólicos, escenográficos o cinematográficos, y elevar la dimensión de la metáfora. ¿Qué te dice esta perspectiva de opuestos, lo grande y lo pequeño, respecto a tu trabajo creativo en la fotografía?

 

Trataré de explicar este punto con una de las imágenes de este ensayo, y es la imagen del cenzontle y los avatares titulada: “Cenzontle 01”.  Donde vivo con mi familia, es un lugar en las faldas del volcán de San Salvador, atrás de mi casa es casi todo terreno boscoso y muchos de los animales que hay en los alrededores viven tratando de adaptarse a la vida urbana.  Ese pájaro (no sé si será el mismo) todos los días, a la misma hora, llega y toca la ventana de mis hijos, para despertarlos a la hora que comienza a salir el sol.  ¿Toca la ventana pensando que hay otro pájaro al otro lado?... ¿Sabe que nos despierta?, no lo sé, lo que sí sé es que su mundo es completamente diferente al mío, y sin embargo, ha podido adaptarse a tomar su alimento, jugar un rato en la ventana e irse sin ser lastimado por otros que son más grandes que él.  Creo que la relación de escala es algo que a la naturaleza le tiene sin cuidado, y todos somos frágiles ante ese gran y enorme poder.



German Hernández. “Particular”, S/T, 2020. 
Foto cortesía del artista.


 

Todos los días el poder adquisitivo de las familias disminuye, y el costo de la canasta básica se agiganta. No nos queda más que observar esos productos como si fuesen parte de los escenarios urbanos, los edificios, los comercios, el canibalismo y filibusterismo neoliberal que empuja el mercado y la hegemonía del poder, que vuelven los productos ilusorios y hasta espejismos. ¿Cómo llegaste a esa visión del deseo insatisfecho de la población?

 

Cuando tu principal motivación en la vida para disfrutarla no se centra en el dinero, tarde o temprano llegaras a necesitarlo para cumplir algunos objetivos, el arte y los artistas tampoco se escapan de esa realidad.  De hecho, los únicos que apuestan por dedicarse al arte podrían ser dos tipos de personas: Uno, las que han crecido valorando y cultivando la expresión artística como alimento del espíritu humano y, Dos, las que el arte genera un estado de culto dentro de la sociedad.



German Hernández. “Particular”, S/T, 2020. 
Foto cortesía del artista.



 En el dossier de tu propuesta “Particular”, te refieres a la actual pandemia y a los desafíos que se nos vienen encima al afectar el paisaje: el entorno familiar, laboral, social. ¿Qué significa sobrevivir creativamente ante la adversidad?

 

Para mi este encierro ha sido muy difícil porque llevaba una vida muy agitada a todo nivel y cuando tuvimos que recluirnos, transformé toda esa energía en tratar de poder tener los mismos ingresos para mi familia, a pesar de que la economía había parado completamente en mi país, eso, me pasó factura en mi salud.  

 

El Salvador fue uno de los países que cerró completamente de golpe todas las actividades económicas, y eso ha llevado a muchas empresas (no solo micro y pequeñas) a quebrar por completo, o detener sus actividades y contratos.  Mi esposa tiene un emprendimiento que requiere de producción artesanal, y yo recién comencé una empresa con otros tres socios accionistas, y en este tiempo de cuarentena, hemos tratado de volcar nuestros esfuerzos a ofrecer productos y servicios, adaptados a esta nueva forma de vida, lo que ha llevado a mi familia a sufrir un desgaste por sobresaturación laboral, estrés y otras cosas por ahí.  

 

Ahora, después de una crisis que tuve, hemos hecho un alto y estamos priorizando por nuestra felicidad y por encontrar la paz en este momento de incertidumbre.  Este ensayo, “Particular” encontró su momento para surgir dentro de este caos cotidiano.



German Hernández. “Particular”, S/T, 2020. 
Foto cortesía del artista.


 

En la contemplación de las figurillas a esos paisajes o naturalezas muertas que adquieren dimensión agigantada, ¿Cómo defines el hilo conductor?, ¿Cómo calzan en tu discurso el miedo y la incertidumbre? 

 

Creo que el hilo conductor es la transformación de la rutina cotidiana, desde el amanecer hasta la hora de dormir, asimilado, en imágenes de hombres y mujeres, que debaten cada evento que se les presenta como una gran obra de arte.  Es por eso que los avatares se enfrentan a estas formas de la naturaleza como grandes piezas de museo, en donde como espectadores se preguntan ¿Cómo puede existir algo como eso?

 

El miedo, la incertidumbre, la soledad y otros sentimientos terribles son constantes en mis piezas, y creo que la miniatura me permite, afrontarlos con cierto humor o ironía para poder representarlos.  Como hijo de la postguerra civil y otros traumas de adolescencia, se me ocurren mil razones por las cuales esos sentimientos existan perennemente en mi trabajo.



German Hernández. “Particular”, S/T, 2020. 
Foto cortesía del artista.


 

¿Cual reflexión derivas al respecto?, ¿en que te ancla o conecta con esos paisajes recreados en tu imaginario como objetos y/o espacios de contemplación?

 

Tal vez mi mayor reflexión es: la consciencia sobre la escala que ocupamos dentro del mundo en que vivimos.  Nuestra posición (a todo nivel: social, económico, emocional, educativo, etc.), determina la forma en la que percibimos el mundo.  Siendo El Salvador un país en la costa del mar Pacífico, se me hace inconcebible que hay mucha gente que no ha tenido la oportunidad de ver el mar, por lo tanto, no es mi posición espacial la que determina mis movimientos, sino mi habilidad de posicionarse en comprender el mundo.

 

Creo que me encuentro en un momento de autorreflexión e introspección, me identifico mucho con la atmósfera de mis imágenes y no directamente con los avatares.

 

¿Por que de ese abordaje con esos avatares?

 

Si te fijas, los avatares son muy elegantes, tienen trajes, vestidos, ropa genéricamente formal y adecuada para algo ceremonioso y solemne, como una boda, o un velorio.  La ropa de los avatares contemplativos marca una cierta atemporalidad por su blanca forma, pero representan credibilidad y confianza.  Su sola presencia da carácter de importante a la cosa más insignificante.



German Hernández. “Particular”, Cenzontle 01, 2020. 
Foto cortesía del artista.


 

¿Te interesa en particular el cambio de escala? ¿Cuál significado asignas a ese conflicto entre lo pequeño y la realidad, ampliada, ilusoria?

 

A que todo es igual de importante.  Todo es cuestión de decisión, si yo decido que una taza de café es más importante que un automóvil, entonces lo es.  Por tanto, la escala hace referencia a esas micro decisiones que pueden hundirnos o hacernos felices.

 

En otro de los contenidos de tu texto en el dossier, concluyes que “el tiempo no ha cambiado, nos ha cambiado”. Es una conclusión certera, en tanto la realidad del confinamiento ha cambiado nuestros paisajes, jamás antes habíamos visto la fotografía de una ciudad completamente vacía, e incluso cambia nuestro paisaje interior, que clama por la cercanía, por el abrazo perdido, por el beso ya olvidado y su capacidad de empoderarnos. ¿Qué puedes explicar de esta catástrofe del tiempo, que nos está redimensionando al humano, nos empequeñece delante a la ciudad, las edificaciones, los objetos, los alimentos? ¿Cuál es el síndrome del avatar?

 

La historia es la única que nos hace vislumbrar de mejor manera la realidad, y creo que el fenómeno que vivimos en este momento,o excede nuestra capacidad de entendimiento, creo que la historia también nos ha demostrado quienes manejaban los hilos y quienes eran los títeres.  Creo que el síndrome del avatar radica en su imposibilidad de comprender el poder y el control, en tanto que hemos caído en el agujero del conejo.



German Hernández. “Particular”, 2020. 
Foto cortesía del artista.
 


 

Cuatro figurillas contemplan un huevo, subidas en el cartón contenedor, y una de ellas arroja la sombra sobre el huevo. Tremenda y apocalíptica visión. ¿Qué quieres que cambie nuestra relación con las cosas sencillas y elementales? ¿Hacia dónde quieres empujar nuestra reflexión y abordaje a esta nueva realidad?

 

El huevo, en la historia del arte ha representado todo tipo de incógnitas, porque el huevo en sí representó una incógnita durante mucho tiempo.  Hoy en día esa incógnita está vista desde arriba hacia abajo, dibujando una falsa idea de control, de que podemos encerrarlo todo en un “algo”, y la mayor virtud del universo, y creo también de la creatividad humana, es su cualidad de incuantificable.  Hay un misterio, sí, que grandioso que existan.

 

Para cerrar este intenso acercamiento a German Hernández, ¿dónde encontrar referentes a ese uso de figurillas, que transforman la visión del cotidiano por las relaciones con los objetos y esas figurillas?

 

Tal vez uno de mis mayores referentes es Slinkachu, este artista inglés que desde el 2006 recrea escenas de ficción con miniaturas mezcladas simbólicamente con objetos cotidianos.  Este artista recrea las escenas y deja esas pequeñas instalaciones para que también la gente pueda toparse con ellas, por lo que tiene un doble efecto en la experiencia con las piezas, son instalaciones y la fotografía son un registro de esas instalaciones.  Yo comencé en el 2005 a jugar con la relación de escalas a nivel fotográfico en un par de piezas, después comencé a coleccionar objetos que pronto encontrarán un plano cinematográfico bajo el cual los compongo. Tengo varias cajas todavía de miniaturas que voy pensando armar, es parte de un lenguaje que me gusta, es no olvidarme que fui un niño.

 

 

ARRIETY LA QUE TOMA PRESTADO: https://es.wikipedia.org/wiki/Karigurashi_no_Arriety

Película ON LINE: https://www.facebook.com/watch/?v=1086654345037401

SLINKACHU: https://slinkachu.com/ 


4 comentarios:

谢时进 dijo...

Thank you!

Fabio Robles dijo...


El trabajo artístico de German Hernández, es interesante por la utilización de seres miniatura llamados Avatares que representan la credibilidad y confianza según lo menciona el artista. Avatares, es la transformación del hombre en pequeños seres que solo observan la vida cotidiana existiendo para ellos una dimensión gigantesca, ignota pero que no les provoca miedo, algo similar ocurre cuando nosotros observamos embelesados el firmamento en una noche estrellada . Esta actitud del avatar de contemplación la ejemplifica German cuando menciona a un pájaro cenzontle que llega a su ventana y al ver un reflejo de la realidad, trata de volar hacia ella, sin poder hacerlo porque solo es un reflejo, (recuerda el mito de la caverna de Platón).
Los avatares observan en la vida cotidiana, la lucha por la sobrevivencia de los seres humanos con menos recursos que son tratados sin consideración por las fuerzas del mercado y es donde se identifica que la expresión artística también requiere del dinero, pues se vive en una sociedad consumista, situación agravada durante esta época de pandemia que ha golpeado tanto material como mentalmente al ser humano. El paisaje se ha transformado tanto el externo como el interno, en donde se siente el vacío del abrazo o del beso filial.
Los sentimientos de angustia y soledad del artista que se manifiestan en su obra, son observados pasivamente, por esos mini seres que solo traen sosiego, calmando sus angustias y dándole esperanza. Ha cambiado la realidad, ésta reta hasta nuestro poder de comprensión, y nos somete a una importante introspección, para la búsqueda de un nuevo derrotero como bien lo manifiesta German.
Sin duda, está influenciado por el artista inglés Slinkachu, fotógrafo artístico que utiliza figuras miniaturas en un ambiente urbano, poblado de soledad y melancolía.
Muy interesante muestra artística, la que nos pone a reflexionar e incluso pensar que esas figuras miniaturas, podríamos ser nosotros, en un universo infinito y desde algún lugar de lo etéreo, simplemente alguien nos observa.



Fabio Robles dijo...


El trabajo artístico de German Hernández, es interesante por la utilización de seres miniatura llamados Avatares que representan la credibilidad y confianza según lo menciona el artista. Avatares, es la transformación del hombre en pequeños seres que solo observan la vida cotidiana existiendo para ellos una dimensión gigantesca, ignota pero que no les provoca miedo, algo similar ocurre cuando nosotros observamos embelesados el firmamento en una noche estrellada . Esta actitud del avatar de contemplación la ejemplifica German cuando menciona a un pájaro cenzontle que llega a su ventana y al ver un reflejo de la realidad, trata de volar hacia ella, sin poder hacerlo porque solo es un reflejo, (recuerda el mito de la caverna de Platón).
Los avatares observan en la vida cotidiana, la lucha por la sobrevivencia de los seres humanos con menos recursos que son tratados sin consideración por las fuerzas del mercado y es donde se identifica que la expresión artística también requiere del dinero, pues se vive en una sociedad consumista, situación agravada durante esta época de pandemia que ha golpeado tanto material como mentalmente al ser humano. El paisaje se ha transformado tanto el externo como el interno, en donde se siente el vacío del abrazo o del beso filial.
Los sentimientos de angustia y soledad del artista que se manifiestan en su obra, son observados pasivamente, por esos mini seres que solo traen sosiego, calmando sus angustias y dándole esperanza. Ha cambiado la realidad, ésta reta hasta nuestro poder de comprensión, y nos somete a una importante introspección, para la búsqueda de un nuevo derrotero como bien lo manifiesta German.
Sin duda, está influenciado por el artista inglés Slinkachu, fotógrafo artístico que utiliza figuras miniaturas en un ambiente urbano, poblado de soledad y melancolía.
Muy interesante muestra artística, la que nos pone a reflexionar e incluso pensar que esas figuras miniaturas, podríamos ser nosotros, en un universo infinito y desde algún lugar de lo etéreo, simplemente alguien nos observa.



Fabio Robles dijo...


El trabajo artístico de German Hernández, es interesante por la utilización de seres miniatura llamados Avatares que representan la credibilidad y confianza según lo menciona el artista. Avatares, es la transformación del hombre en pequeños seres que solo observan la vida cotidiana existiendo para ellos una dimensión gigantesca, ignota pero que no les provoca miedo, algo similar ocurre cuando nosotros observamos embelesados el firmamento en una noche estrellada . Esta actitud del avatar de contemplación la ejemplifica German cuando menciona a un pájaro cenzontle que llega a su ventana y al ver un reflejo de la realidad, trata de volar hacia ella, sin poder hacerlo porque solo es un reflejo, (recuerda el mito de la caverna de Platón).
Los avatares observan en la vida cotidiana, la lucha por la sobrevivencia de los seres humanos con menos recursos que son tratados sin consideración por las fuerzas del mercado y es donde se identifica que la expresión artística también requiere del dinero, pues se vive en una sociedad consumista, situación agravada durante esta época de pandemia que ha golpeado tanto material como mentalmente al ser humano. El paisaje se ha transformado tanto el externo como el interno, en donde se siente el vacío del abrazo o del beso filial.
Los sentimientos de angustia y soledad del artista que se manifiestan en su obra, son observados pasivamente, por esos mini seres que solo traen sosiego, calmando sus angustias y dándole esperanza. Ha cambiado la realidad, ésta reta hasta nuestro poder de comprensión, y nos somete a una importante introspección, para la búsqueda de un nuevo derrotero como bien lo manifiesta German.
Sin duda, está influenciado por el artista inglés Slinkachu, fotógrafo artístico que utiliza figuras miniaturas en un ambiente urbano, poblado de soledad y melancolía.
Muy interesante muestra artística, la que nos pone a reflexionar e incluso pensar que esas figuras miniaturas, podríamos ser nosotros, en un universo infinito y desde algún lugar de lo etéreo, simplemente alguien nos observa.